El Salvador: “Esto ya se convirtió en un tema personal entre policías, soldados y pandilleros” / Roberto Valencia

Advierte Rodrigo Ávila: “Vamos a tener que flexibilizar las leyes porque, si se identifica fehacientemente a 70,000 pandilleros, sólo quedaría convertir los estadios de fútbol en penales”. Además de diputado por Arena en la Comisión de Seguridad de la Asamblea y aspirante a retener la curul en las legislativas de marzo, Ávila es la persona que más años ha estado al frente de la Policía Nacional Civil: siete, en dos períodos diferentes. Sorprende que alguien como él tome distancia de las soluciones estrictamente represivas para abordar el fenómeno de las pandillas, y más que se atreva a hacerlo en plena campaña electoral.

El Salvador cerró 2017 con una de las tasas de homicidios más altas del mundo, pero el discurso gubernamental es de éxito.
El discurso del gobierno en materia de seguridad es contradictorio desde que llegaron en 2014. Primero culparon a los medios de crear una percepción de inseguridad, luego dijeron que sólo en unos pocos municipios había violencia, otro tiempo se jactaron de que los muertos eran casi todos pandilleros. Y ahora han cambiado a prevención, prevención y prevención, pero eso lo dicen sólo ante los organismos internacionales, mientras en otros foros aseguran que están enfrentando a las pandillas con todo… ¿Qué pasa? Que este gobierno tiene un enfoque totalmente errado. VER MÁS…

 

El Salvador : La Policía Nacional Civil está menguando / Roberto Valencia

Desde que en enero de 2015 inició la guerra contra las maras, un promedio de 52 hombres y mujeres ha renunciado cada mes a su trabajo en la Policía Nacional Civil, una hemorragia que afecta sobremanera a los empleados de menores ingresos: los agentes y los administrativos. La guerra también está pasando factura a la Academia Nacional de Seguridad Pública, que ha reducido a la mitad el número de policías graduados. La combinación de renuncias disparadas y vocaciones decrecientes ha provocado que la planilla del personal operativo haya bajado en 1,200 efectivos en dos años.
El año 2017 terminará con menos policías que los que había en 2016 en las calles de El Salvador. Y 2016 terminó con menos que 2015. La disminución responde a factores diversos, pero el principal es que más de 2,100 personas han dejado de trabajar para la Policía Nacional Civil (PNC) desde que en enero de 2015 el gobierno apostó a la guerra para afrontar el fenómeno de las maras o pandillas. Esas bajas tienen un motivo predominante: las renuncias. Y dos son los grupos de empleados más afectados: los agentes y el personal administrativo.

El Salvador: “Hay cero posibilidades de que las pandillas se debiliten con el modelo actual de prevención” / Roberto Valencia

Desde hace al menos dos décadas se repite como mantra que hay que invertir en prevención de la violencia, y de hecho el actual gobierno dice estar invertiendo docenas de millones de dólares en ese rubro. Alejandro Gutman vuelve a cuestionar con dureza un modelo que no funciona, visto el crecimiento brutal que las maras han tenido en los últimos años. Lo dice además sin pelos en la lengua: “¿Cómo puede haber oenegés que dicen trabajar en las comunidades y su oficina está en la Torre Futura?”

Si usted vive en El Salvador, cada vez que habla por teléfono, navega por internet o mira televisión por cable, está pagando un 5 % adicional por el servicio desde noviembre de 2015, un pago que debería estar mejorando su seguridad, la de los suyos, la de su comunidad. El nombre elegido fue muy explícito: Contribución Especial para la Seguridad y Convivencia (CESC), y ha permitido al gabinete de seguridad disponer de cuantiosos y renovables fondos, más que ningún otro gobierno desde la firma de los Acuerdos de Paz. VER MÁS…

 

El Salvador: El Cártel de Texis y los políticos / Efren Lemus

El Cártel de Texis es una organización de narcotráfico que operaba en el occidente del país, cuyos líderes tenían una decena de empresas, inmuebles y que siempre buscaban acercarse a los políticos. José Adán Salazar Umaña, conocido como Chepe Diablo, por ejemplo, creó una empresa con el vicepresidente de la República Óscar Ortiz, del FMLN. Otro socio de Chepe Diablo, era Marcos Francisco Salazar, diputado suplente por el partido Arena. Chepe Diablo no fue el único líder del Cártel de Texis que se acercó a los políticos. Una fuente relacionada con la investigación del Cártel de Texis, entregó a El Faro unas fotografías decomisadas el 21 de julio de 2013, durante el operativo de captura contra Roberto “El Burro” Herrera, otro líder del cártel. En las fotografías aparece el expresidente de la República Mauricio Funes con el Burro Herrera, ahora condenado a 51 años de prisión por narcotráfico y robo de vehículos. En otra de las imágenes, Funes aparece retratado con el exdiputado Horacio Ríos, también miembro del Cártel de Texis, prófugo, acusado en un tribunal capitalino de formar parte de una red internacional de tráfico de cocaína. VER MÁS…

El Salvador: El Coronel Bercián no tiene quien lo atrape (I)  / Efren Lemus

Asmel Arturo Bercián Rivera, alias «Coronel Bercián», es un hombre escurridizo. Procesado en El Salvador y Guatemala por tráfico de cocaína, ha sido vinculado al narcotráfico por funcionarios policiales de gobiernos de Arena y FMLN y es padre de uno de los pandilleros sancionados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Aunque durante tres décadas el Estado salvadoreño ha mantenido en la mira al Coronel Bercián, este sigue libre.
El domingo 14 de agosto de 1991, el detective se enfundó el uniforme negro, preparó la pistola Beretta y leyó un documento con la etiqueta de «confidencial». A las 7 de la mañana había llegado a la oficina antidrogas del puesto fronterizo de La Hachadura un mensaje que ordenaba ponerse en guardia a los custodios del paso entre El Salvador y Guatemala: «Los individuos (…) son traficantes de cocaína y en horas del mediodía de hoy ingresarán al país, a bordo de vehículos que utilizan para el tráfico de dicha droga», les advertía la oficina central, en San Salvador.
La información detallaba que al grupo de narcotraficantes lo dirigía Asmel Arturo Bercián Rivera, un hombre originario de San Miguel, de oficio agricultor, entonces de 39 años de edad, a quien apodaban «El Coronel Bercián» o «El Tiburón». Ni en los registros de la Fuerza Armada, ni en el Registro de las Personas Naturales consta que Asmel Arturo Bercián Rivera haya prestado servicio militar. La información en poder de la Unidad Ejecutiva Antidrogas (UEA), dependencia de la hoy desaparecida Policía Nacional, decía que al Coronel Bercián lo acompañaban tres hombres. Cuando cruzó la frontera lo acompañaban cuatro. VER MÁS…

El Salvador: MS-13 pide diálogo al gobierno y pone sobre la mesa su propia desarticulación / Carlos Martínez y Roberto Valencia

La Mara Salvatrucha pide hoy un diálogo cuya agenda pueda incluir la desarticulación de la pandilla, lo que implica un giro radical a la postura de hace cuatro años, cuando la cúpula nacional rechazó siquiera hablar de su posible desmontaje. Tres voceros de la organización criminal expusieron a El Faro una propuesta para discutir soluciones al problema de violencia en una mesa de negociación pública que incluya al gobierno y a todos los partidos políticos. El vocero de la Presidencia, Eugenio Chicas, dice que es una propuesta «a la que hay que darle taller».
Voceros de la Mara Salvatrucha-13 –la pandillas más numerosa de El Salvador– se reunieron con El Faro a finales de diciembre pasado para exponer una nueva propuesta hacia la sociedad y el gobierno: la MS-13 pide la creación de una mesa de diálogo pública, en la que estén representados todos los partidos políticos, el gobierno, instituciones de derechos humanos y los líderes de las tres pandillas principales que operan en el país: 18 Sureños, 18 Revolucionarios y la Mara Salvatrucha-13. Su propuesta, dicen, tiene por objetivo detener la crisis de violencia que vive el país y frenar la escalada bélica entre las pandillas y las fuerzas de seguridad, antes de que derive en una «guerra». VER MÁS…

El Salvador: Barrio 18 Sureños retoma propuesta de MS-13 y ofrece discutir fin de extorsiones y localizar desaparecidos / Carlos Martínez

Una de las facciones del Barrio 18 plantea no solo la disposición a discutir su desarticulación, sino también a terminar con las extorsiones y a ubicar los cadáveres de las personas desaparecidas por esa organización criminal. Sugiere crear una instancia mediadora que podría incluir a Naciones Unidas y la Iglesia Católica. Y mientras diversos actores expresan anuencia al diálogo, el FMLN y el gobierno cierran las puertas a esa posibilidad.
Consultado por El Faro sobre el ofrecimiento de la Mara Salvatrucha-13, el vocero de la presidencia, Eugenio Chicas, tuvo la semana pasada una primera reacción cautelosa, asegurando que no había tenido ocasión de consultar la opinión del presidente Salvador Sánchez Cerén y que era un tema “complejo” al que había que “darle taller”. Una semana después, Chicas fue rotundo al descartar cualquier posibilidad de encuentro con las pandillas: “Somos claros y firmes: no hay diálogo, no hay conversaciones, no hay posibilidad de ningún tipo de acuerdo que abra esa ruta”, dijo. VER MÁS…

El Salvador: La mafia de pobres que desangra / Óscar Martínez, Efren Lemus, Carlos Martínez y Deborah Sontag

Las pandillas no han necesitado convertirse en estructuras criminales sofisticadas para doblegar al país. Cálculos basados en cifras oficiales llevan a concluir que los millones que acumulan esas organizaciones en su actividad criminal no alcanzan ni para que coman todos sus miembros.

Una noche sofocante a finales de julio, las autoridades salvadoreñas lanzaron su primer ataque contra lo que llamaron la cúpula financiera de la Mara Salvatrucha o MS-13, la más grande de las implacables pandillas que han convertido a El Salvador en la capital mundial del homicidio.

Hasta ese momento, la Policía Nacional Civil había seguido una rutina casi coreografiada, una y otra vez, en su esfuerzo por neutralizar la actividad de las pandillas. En medio de la noche, a menudo acompañados por cámaras de televisión, los policías derribaban puertas de viviendas destartaladas en comunidades marginales y después exhibían a un puñado de hombres tatuados y semidesnudos etiquetados como extorsionadores. VER MAS…

El Salvador: Policía: vivimos con psicosis por la violencia / Dora Estela reyes

Desde 2014 a lo que va del presente año han muerto violentamente 129 policías, según fuentes oficiales

“No ando tranquilo, vivo preso en mi propia casa, tengo años de no salir a un parque o a una playa”, expresó con tristeza el agente policial, Marvin Reyes, quien aseguró que los constantes ataques a policías por parte de estructuras pandilleriles es causa de que agentes vivan con psicosis y estrés.

Reyes es policía desde 1996, desde hace 20 años brinda seguridad a la ciudadanía y siempre ha realizado sus funciones “con el mayor de los gustos”, sin embargo, asegura que ante la vorágine delincuencial que se vive en el país y que en 2015 cobró la vida de 64 agentes se ha vuelto una persona intranquila y temerosa de que cualquier día pueda arrebatársele la vida.

“Al único lugar donde salgo es al supermercado a comprar las cosas de la casa, nosotros no salimos, no podemos tener una vida social porque los criminales aprovechan esos espacios en los que estamos más vulnerables y andamos con la familia”, explicó el agente en una entrevista exclusiva para Diario ContraPunto. VER  MÁS…

El Salvador: Pandillas caminan hacia un frente común ante medidas extraordinarias / Carlos Martínez

Representantes de las tres pandillas han conseguido mantenerse en constante comunicación para alcanzar acuerdos prescindiendo de un mediador. En la actualidad mantienen en vigencia un acuerdo de “respeto de territorios y no agresión”. Parte de las decisiones conducen a librar una guerra política conjunta en contra del gobierno.

Reunión ocurrida en 2012 entre pandilleros de la MS-13 y del Barrio 18 en el marco de la Tregua.
Las tres principales pandillas de El Salvador han dado un paso hacia la creación de un frente común que incluye el nacimiento de un comité coordinador y de un pacto de no agresión entre ellas, en el que prohíben a sus integrantes invadir el territorio de las otras pandillas y realizar “misiones” de asesinato contra miembros rivales.

La Mara Salvatrucha y las dos facciones -Sureños y Revolucionarios- de la pandilla 18 han conseguido mantener durante más de cinco años espacios en los que sus representantes se reúnen de forma sistemática y toman decisiones conjuntas. Este ejercicio se estrenó en febrero de 2012, cuando el gobierno de Mauricio Funes gestionó un acuerdo entre pandillas que se conoció como la Tregua. Sin embargo, en abril pasado, justo tras la aprobación de una serie de medidas extraordinarias de represión aprobadas por la Asamblea Legislativa, lograron crear un organismo de coordinación y acordaron frenar los asesinatos de pandilleros rivales. VER MÁS…

El Salvador: Obituario de la Tregua / Roberto Valencia

Ante un conflicto armado, una tregua es un cese de hostilidades que, bien manejada, puede crear condiciones para una paz más duradera. El Salvador vivía en marzo de 2012 un conflicto social que generaba 14 asesinatos diarios, y gobierno y pandillas acordaron una Tregua para atajarlo, pero la prueba irrefutable del fracaso es que el país vuelve a desangrarse. ¿Por qué la sociedad salvadoreña no supo aprovechar la Tregua para dar forma a un proceso de pacificación? Roberto Valencia, periodista de la Sala Negra, lo analiza en este artículo.

La Tregua irrumpió como una bofetada.

El 14 de marzo de 2012, a falta de un minuto para las 9 de la noche, un reportaje titulado ‘Gobierno negoció con pandillas reducción de homicidios’ prendió la portada del periódico digital El Faro. La investigación destapaba un acuerdo a tres bandas entre el gobierno del presidente Mauricio Funes, la Mara Salvatrucha y el Barrio 18: en esencia, las pandillas se comprometían a reducir homicidios a cambio de que sus líderes más pesados fueran trasladados del Centro Penitenciario de Seguridad Zacatecoluca, conocido como Zacatraz, a las cárceles ganadas al Estado cuando la segregación de pandilleros. La negociación arrastraba semanas pero, azuzados por el temor a un sabotaje de las elecciones legislativas y municipales del 12 de marzo, el gobierno había cumplido su parte los días 8 y 9, cuando una treintena de palabreros veteranos fueron reubicados con nocturnidad. Pero lo más sorprendente, lo que quizá ni los más optimistas esperaban, fue que las órdenes de calmarse irradiadas de los penales lograron que de la noche a la mañana, literalmente, se desplomaran los asesinatos. En las semanas previas a los traslados, 14 salvadoreños morían asesinados cada día, y el promedio se redujo a 6 en las semanas posteriores. Una inverosímil caída del 60 %. VER MÁS…

 

El Salvador: Adam Blackwell: “La OEA tenía un acuerdo con el gobierno para la Tregua, firmado por el gobierno” / Roberto Valencia

En lo que ya se conoce como ‘Caso Tregua’, la Fiscalía ha girado órdenes de detención contra 21 personas, incluido el mediático mediador Raúl Mijango. Su amigo Adam Blackwell, secretario de Seguridad Multidimensional de la OEA entre 2010 y 2015 y el extranjero más involucrado en la Tregua, está convencido de que el propósito de estas acusaciones «es más político que jurídico”, algo así como una advertencia contra quienes quieran apostar al diálogo para resolver el problema de pandillas que carcome la sociedad salvadoreña.

Adam Blackwell es el canadiense alto, rubio y zarco que durante los meses más intensos del proceso que la sociedad salvadoreña terminó llamando la Tregua aparecía junto a Raúl Mijango, Fabio Colindres, Borromeo Henríquez, David Munguía Payés, Carlos Mojica Lechuga… “Soy uno de los arquitectos del proceso”, admite sin pudor ahora que está alejado de las ataduras diplomáticas, en calidad de exsecretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Por si alguien aún tenía dudas sobre el involucramiento del primer gobierno del FMLN, Blackwell las despeja todas: la Presidencia de la República contempló el diálogo con las pandillas como opción antes incluso de que Munguía Payés fuera nombrado ministro de Seguridad; y estuvo al tanto de cada paso que se dio para incentivar el cese de hostilidades entre la Mara Salvatrucha y las dos facciones de la 18. Blackwell revela incluso una información hasta ahora desconocida, como que la OEA no se sumó al proceso semanas o meses después de los traslados de los máximos líderes desde el Centro Penal de Seguridad Zacatecoluca, sino que el organismo llevaba meses involucrado, a petición del propio expresidente Mauricio Funes. VER MÁS…

 

El Salvador: Dos mil cadáveres en tres meses / Roberto Valencia

Las cifras de homicidios siguen batiendo récords en El Salvador. Aunque en 2015 el país se convirtió en el más violento del mundo con una tasa de 103 homicidios por cada 100,000 habitantes, los números del primer trimestre de 2016 son un 78% más altos que los que se tuvieron en idéntico período del año anterior. Marzo cerró con 603 homicidios, 19 cada día.

Marzo de 2016 cerró con más de 600 salvadoreños asesinados, el tercer mes consecutivo que se supera un número que hace un año parecía inalcanzable, y que ahora se ha convertido en la tarjeta de presentación de El Salvador ante el mundo. Son 603 homicidios, según el balance preliminar de la Policía Nacional Civil (PNC), que suponen un promedio de 19 asesinatos diarios.. VER MÁS…

 

Vocero de pandillas: «Todos los partidos han buscado acercamientos con nosotros» / Carlos Martínez

Un vocero de pandillas conversó con El Faro. Asegura que sus estructuras siguen abiertas a dialogar con el gobierno y que no entiende el escándalo que se generó luego de que se supiera que el diputado de ARENA, Ernesto Muyshondt, había tenido entendimientos con ellos. Este es un debate con un líder pandillero sobre la posibilidad de que sus estructuras se inserten en la vida legal del país.

El martes 29 de marzo, justo una hora después de que el gobierno anunciara su primer paquete de medidas extraordinarias para combatir la crisis de violencia que vive El Salvador, las pandillas convocaron a su propia conferencia de prensa.

Los pandilleros habían llamado a dos televisoras nacionales, a un medio internacional y a El Faro para convocarlos a un recinto ubicado entre dos de las principales calles de la capital y cuya dirección exacta se acordó no publicar.

El Faro fue el último en llegar. Mientras los periodistas de televisión aguardaban el inicio de la conferencia dentro de un cuarto del lugar, los pandilleros departían afuera: compartían cigarrillos, bromeaban y le giraban indicaciones por teléfono al miembro de la Mara Salvatrucha que no conseguía dar con el lugar. Viéndolos costaría creer que las estructuras a las que pertenecen están peleadas a muerte: se trata de las dos facciones del Barrio 18: Sureños y Revolucionarios. VER MÁS…

 

El Salvador: El crimen manipula sus acciones para mantener en jaque a la sociedad en su conjunto / Editorial La Prensa Gráfica

Aunque las estadísticas criminales nunca han sido enteramente confiables en el país, porque provienen de distintas fuentes institucionales que no operan en sintonía, el seguimiento de la realidad tal como se manifiesta en el terreno da indicios suficientes para saber que estamos a merced del crimen, cuyos movimientos responden sin duda a una bien calculada estrategia que tiene por fin mantener la iniciativa y hacer ver y sentir que sus mandatos son los que imperan. Esta situación, que no es de hoy, equivale a sentir que estamos en el mundo al revés: los delincuentes imponen su ley y la ley parece desconcertada ante tal estado de cosas. VER MÁS…

It’s official: San Salvador is the murder capital of the world /Robert Muggah

THey found the sergeant’s severed head on a bridge. His name was Baltazar Olayzola Diaz, and he had served with the Soyapango municipal police force. Baltazar’s beheading, the national police chief said, was staged by ruthless maras, or gangs, who were negotiating for better prison conditions. He was the 49th police officer assassinated in 2015, and one of 17 people killed that day.

It’s official. El Salvador is the world’s most violent country and its capital, San Salvador, is the world’s most homicidal city. Salvadoran cities have seen more blood spilled than most conflict zones. They are also hemorrhaging people, many of whom are fleeing to Mexico and the United States.

According to new figures produced by the Institute of Legal Medicine in El Salvador, there were 6,656 killings in the country last year. That translates into a national homicide rate of almost 116 per 100,000, more than 17 times the global average. Compare El Salvador’s totals with the 516 slayings reported in 2014 in Canada, a country with almost six times the population. SEE MORE…

It’s really hard to say which city is the world’s most murderous / Renata Giannini Robert Muggah and Katherine Aguirre

The news trickling out of Caracas just keeps getting worse. A recently published ranking of the world’s most dangerous cities listed the Venezuelan capital at the top of the charts. The city’s murder rate supposedly reached an eye-watering 120 per 100,000 inhabitants in 2015, almost 20 times the global average. City officials were quick to dismiss the list as fatally flawed.
The annual ranking of the world’s most violent cities is produced by a Mexican research group called Security, Justice and Peace, or SJP. For the past few years SJP has generated big headlines for its review of the 50 most murderous cities. While attracting media attention, the organization’s methods are coming under increasing scrutiny.
Predictably, Venezuelan authorities argue against the findings, specifically the one that Caracas is the world’s most violent city. It’s hard to know for sure since they seldom make disaggregated crime data available. For example, local officials recently announced that 17,778 Venezuelans were murdered in 2015. This compares to 27,875 homicides reported by the Venezuelan Observatory of Violence (OVV) for the same year. SEE MORE…

El libro en el escondite de El Chapo / Roberto Saviano – El País

Las proclamas gubernamentales y las declaraciones victoriosas que siguen a las detenciones de criminales ilustres siempre me han hecho reflexionar. Nací y crecí en el sur de Italia, el país que cuenta con las organizaciones criminales más poderosas y peligrosas del mundo y sé bien que cuando uno de sus jefes es detenido, eso no significa que el Estado haya obtenido una victoria. Cuando un jefe es arrestado es porque se ha vuelto débil, es porque otros le han vendido, es para salvarse de una posible ejecución, es porque ha decidido colaborar con la justicia, incapaz de soportar ya la clandestinidad. Cuando un jefe es detenido, los que menos deberían alegrarse por ello son los políticos, para no quedar como simples marionetas o, peor aún, como chacales, para no ser objeto de mofa y escarnio. VER MÁS…

Hay que salvar la Policía / Editorial El Faro

El pasado 26 de marzo un pelotón del Grupo de Reacción Policial de la PNC entró en una finca de café de San José Villanueva, al sur de San Salvador, y mató a ocho personas. El informe oficial habla de un intenso tiroteo con pandilleros armados con un resultado inevitable de muertes. Sin embargo, abundantes testimonios y documentos recogidos por El Faro apuntan a que la versión oficial es falsa: omite detalles relevantes y manipula los hechos. El relato de sobrevivientes y testigos, junto a las autopsias y decenas de fotografías de los cadáveres, hacen concluir que aquella madrugada la Policía ametralló por la espalda a pandilleros que huían sin disparar, disparó a sospechosos ya rendidos y ejecutó a sangre fría al menos a dos jóvenes que no eran pandilleros.

Hay razones para pensar que no se trata de un caso aislado. Desde enero la estrategia de seguridad del gobierno, que sobre el papel incluye medidas integrales, se basa en promover la confrontación directa y a tiros con las pandillas. En 2015 se registran ya más de 150 enfrentamientos armados entre pandilleros y policías que han terminado en su mayoría con la muerte de uno o varios —en algunos casos cinco, ocho, nueve― sospechosos. El Ejecutivo presume de esos muertos. Ya en abril el presidente de la República se vanagloriaba de que un 30 % de las víctimas de homicidio del mes anterior hubieran muerto por balas de la Policía y el Ejército. VER MÁS…

“Todo nos indica que las autoridades están cometiendo asesinatos extrajudiciales” / Roberto Valencia y Carlos Martínez

El doctor José Miguel Fortín Magaña, exdirector del Instituto de Medicina Legal, reconoce que algunos datos en los que se basó para asegurar que la Tregua entre pandillas era una farsa no eran, necesariamente, «científicos». Lo intuyó. Sus últimos meses al frente de la institución lo llevan a aventurar otra intuición: hay un patrón en los asesinatos de pandilleros que hacen pensar que la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada realizan ejecuciones extrajudiciales.

El psiquiatra forense José Miguel Fortín Magaña ya no es el director del Instituto de Medicina Legal. Laboró en la institución desde poco después de la firma de los Acuerdos de Paz, y ocupó la dirección desde finales de 2010 hasta el último día de 2015; un lustro extraño, en el que primero le tocó vivir la drástica reducción en las cifras de asesinatos como consecuencia de la Tregua a un promedio de 6 diarios, y luego el posterior repunte brutal –promedio de 18 asesinatos al día en 2015– que ha convertido de nuevo El Salvador en el país más violento del mundo. VER MÁS…

 

Versión de Funes contradice a la del resto de involucrados en la Tregua / Carlos Martínez y Víctor Peña

Contrario a las versiones dadas por el ex mediador Raúl Mijango y por el ministro David Munguía Payés, el expresidente Mauricio Funes asegura que la Tregua fue idea de las pandillas y que él no estuvo al tanto del desarrollo del proceso. Los mediadores y el ministro Munguìa Payés aseguran que todo el proceso contó con el aval del expresidente.

El expresidente Mauricio Funes ha ofrecido su propia versión sobre la manera en la que se gestó la Tregua con pandillas y el nivel de involucramiento de su gobierno en ese proceso: aseguró que toda la iniciativa fue de las pandillas, niega que su gobierno haya mentido sobre la naturaleza del acuerdo, asegura desconocer lo que se habló en la reunión entre José Miguel Insulza, el ex secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), y los líderes de las pandillas, y niega que su gobierno haya destinado fondos públicos para financiar el experimento.

Funes se ha visto en la necesidad de dar explicaciones sobre la Tregua, debido a que el nuevo fiscal general de la República, Douglas Meléndez, ha abierto una investigación para aclarar si ocurrieron delitos en el marco del proceso. La primera persona que fue citada a declarar ante investigadores de la unidad antipandillas fue el exmandatario.

En declaraciones a los medios de comunicación, el expresidente ha ido exponiendo su versión de lo ocurrido, que riñe en lo esencial con la versión del resto de actores que protagonizaron el proceso: el exministro de Justicia y Seguridad Pública, David Munguía Payés (actual ministro de Defensa); Raúl Mijango, quien fuera el principal operador de la Tregua; y el obispo Fabio Colindres. VER MÁS…

 

El ¿Ha dado el presidente un golpe de timón en la seguridad pública?:

Sánchez Cerén relevó este viernes al ministro de Seguridad con un discurso en que dio señales de ruptura con la política que hizo de El Salvador el país más violento del mundo: se distanció del «manodurismo» y dijo que cambiaba a Benito Lara porque quiere «resultados». Pero… nombró al director de la Policía manodurista como el nuevo ministro y a la subdirección de la institución llegó un oficial procesado por vínculos con un grupo de exterminio.

Daniel Valencia Caravantes, Roberto Valencia y María Luz Nóchez

Mauricio Ramírez Landaverde, nuevo Ministro de Seguridad y Justicia, juramentado por el presidente de la república, Salvador Sánchez Cerén, en evento realizado en Casa Presidencial, en San Salvador. / Fot: Víctor Peña
Mauricio Ramírez Landaverde, nuevo ministro de Seguridad. El presidente Salvador Sánchez Cerén dijo que el predecesor de Ramírez, Benito Lara, hizo un buen trabajo, pero que él quiere ver resultados en 2016. Ramírez dirigió la Policía que implementó la política de mano dura con que el gobierno decidió afrontar el problema de las pandillas, y que produjo 6,657 homicidios en 2015. Foto El Faro: Víctor Peña
El presidente Salvador Sánchez Cerén despidió este 22 de enero a Benito Lara como ministro de Justicia y Seguridad Pública y juramentó como su relevo a Mauricio Ramírez Landaverde, el hasta ahora director de la Policía Nacional Civil´(PNC), uno de los principales protagonistas en la estrategia de enfrentar el problema de pandillas con una guerra abierta.

En un acto celebrado en el salón de honor de Casa Presidencial, y en el que el mandatario accedió a responder preguntas de la prensa por primera vez en los últimos 10 meses, Sánchez Cerén despidió con agradecimientos a Benito Lara, pero sugirió que acepta que las cosas no marcharon como él hubiera querido en la era Lara, que vio a El Salvador convertirse en el país más violento del mundo en 2015 con una tasa de 103 homicidios por cada 100 mil habitantes. VER MÁS…

El Salvador: Pandillas, policías y militares hablan en lenguaje de guerra / Editorial Contrapunto

El lenguaje bélico con que se discuten los muertos policías y pandilleros afecta directamente la convivencia ciudadana

En los últimos meses, tanto la Policía como la Fuerza Armada salvadoreña han dado vivas señales marchar hacia una guerra contra las pandillas, al mismo tiempo que estas responden con igual lenguaje bélico. Los recientes ataques orientados a matar policías o soldados demuestran que los objetivos de las pandillas han pasado de ser el control territorial a infundir terror.

Desde lanzar granadas a los puestos policiales, ataques directos al hogar de los policías en sus tiempos de descanso, ametrallar patrullas o disparar a quemarropa a un soldado que hace guardia; las pandillas han subido el tono con que intentan marcar territorio y alejar incluso a la autoridad de los espacios públicos. VER MÁS…

El Salvador: La violencia: rostro de la modernidad / José Luis Escamilla

La sociedad salvadoreña protagoniza uno de los momentos más cruciales del periodo de posguerra civil. La violencia es el principal problema que heredamos de la guerra; pero el tratamiento que se le dio en el proceso de negociación no valoró todas las causas que la originaron, ni mucho menos dimensionó los efectos de largo plazo que los procesos sociales pueden alcanzar cuando los recursos a disposición (económicos e intelectuales) no son suficientes para resolver un conflicto armado, que es una metonimia de la lucha de clases que trasciende de lo político hacia la guerra y de la acumulación de hechos históricos hacia la vida cotidiana.
En la actualidad el tema de la violencia ocupa un lugar central en los medios de comunicación. Desde estos espacios se exponen diversas formas de crueldad relacionadas con vejámenes y formas de expresión de enfermedades mentales reducidas a crímenes, las cuales adquieren otra dimensión cuando las estadísticas frías complementan estas extrañas formas de exterminio. Esta situación produce en el consumidor promedio de noticias un estado de terror y vuelve efectivo el mensaje de la legitimación de la violencia social “sin sentido” que pasa a ocupar un espacio privilegiado en los hábitos; soslayando la etiología de esta enfermedad psicosocial cuyos orígenes deben relacionarse con su configuración socioeconómica, religiosa, política y cultural. VER MÁS…

El Salvador: No hay maras en Berlín / Roberto Valencia

Berlín (Usulután) no es uno de esos pueblitos enmontañados de Chalatenango o Morazán que el periodismo tiende a presentar como los territorios inmunes al fenómeno de las maras. Berlín tiene más de 17,000 habitantes y está enclavada en una de las zonas más calientes desde que terminó la Tregua, pero su tasa de homicidios desde 2005 se parece más a la de Costa Rica que a la de El Salvador. No hay maras en Berlín, y eso merece una explicación.

Berlín no es Alemania, pero tampoco parece El Salvador.

De ahí mi desconcierto cuando el bus 354, después de serpentear por la sierra de Tecapa-Chinameca, llega a su destino, se detiene a una cuadra del parque central, y lo primero que veo al bajar es a tres policías con chalecos y escopetas que retienen contra la pared y manos en la nuca a un joven espigado y dócil. Un agente le saca la cartera de la bolsa y la revisa sin pudor. Otro le trastea el celular. Al poco lo dejan ir, ileso.

Desconcierto porque a Berlín (Usulután) me trae la convicción de que es un lugar tranquilo en parámetros salvadoreños. Durante la última década este municipio presenta tasas de homicidios más parecidas a las de Costa Rica que a las de El Salvador. Incluso en los últimos dosquetrésaños, cuando la violencia en los alrededores (Santiago de María, Tecapán, Mercedes Umaña…) se ha disparado, acá se han mantenido abajo, con un homicidio cada tres o cuatro meses. Vengo, de hecho, a buscar los porqués de esa tranquilidad. VER MÁS…

El Salvador: Más represión, más asesinatos, más armas, más reclutamientos / Carlos Martínez

La demanda de armas de las pandillas salvadoreñas se siente incluso en el mercado negro guatemalteco. Raúl Mijango, quizá el último entusiasta del diálogo como herramienta para detener la violencia, ha decidido hacerse a un lado. Y el gobierno, que aparenta estar convencido de que su apuesta por el manodurismo es el camino correcto, ve como mal menor que las cifras de asesinatos sean las más altas en lo que va de siglo XXI. Estos son algunos de los ingredientes del caldo explosivo en el que viven los salvadoreños.

 La oficina de Raúl Mijango se está quedando vacía. Ya empacó los libros, los documentos, los archivos, y la estantería de metal que los sostenía luce desolada. Esa estantería también se irá, uno de estos días, en el carro de la mudanza.

Desde 2012, Mijango ha sido el principal referente de la Tregua que el gobierno de Mauricio Funes propició con las pandillas. En el último año y medio –mientras ‘tregua’ se convertía en una palabra paria, y promoverla en poco menos que traición a la patria–, él ha sido casi la única voz que ha defendido aquel experimento y que se atreve a proponerlo, cada vez que puede, como la única solución a la violencia que vive El Salvador. Pero Mijango hoy está pensando en la manera de llevarse la estantería metálica y el mapa lleno de pinchitos de colores que todavía quedan en su oficina.VER MÁS…

El Salvador: La profesionalización de la gestión de las políticas de seguridad ciudadana: desafíos y lecciones aprendidas. Experiencia en la formación policial de El Salvador (II) / Jaime Edwin Martínez Ventura

Si bien en la región latinoamericana no ha existido una concepción o tendencia única de reforma policial, existe un amplio consenso político, científico, académico e institucional, en el sentido de que el gran objetivo de dicha reforma es convertir a las policías en instituciones profesionales, de servicio a la comunidad, sometidas al principio de legalidad, respetuosas de los derechos humanos y efectivas contra el crimen; en otras palabras, se busca romper con el modelo tradicional de las policías militarizadas, autoritarias, centralizadas, al servicio de las élites políticas, sometidas a los gobiernos de turno, aisladas y alejadas de la sociedad, con niveles bajos de educación, precariedad de condiciones para el ejercicio profesional, y, como consecuencia de ello, proclives a los abusos de poder, la partidización, la corrupción y la violación continua de los derechos humanos.

2.Origen de la Policía Nacional Civil y la Academia Nacional de Seguridad Pública de El Salvador
La Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador, surge de los Acuerdos de Paz suscritos en Chapultepec, México, el 16 de enero de 1992, que pusieron fin a la guerra civil iniciada en enero de 1981. Como parte de dichos acuerdos se decidió la eliminación de los antiguos cuerpos de seguridad que eran la Policía Nacional, la Policía de Hacienda y la Guardia Nacional y su reemplazo por una policía nueva, lo que quedó plasmado en los referidos Acuerdos, de la manera siguiente:
“Se creará la Policía Nacional Civil de conformidad con la Reforma Constitucional emanada de los Acuerdos de México. La Policía Nacional Civil será un cuerpo nuevo, con nueva organización, nuevos cuadros, nuevos mecanismos de formación y adiestramiento y nueva doctrina.” VER MÁS…

El Salvador: La profesionalización de la gestión de las políticas de seguridad ciudadana: desafíos y lecciones aprendidas. Experiencia en la formación policial de El Salvador (I) / Jaime E. Martínez V.

SUMARIO: 1. Introducción; 2. Origen de la Policía Nacional Civil y la Academia Nacional de Seguridad Pública de El Salvador; 3. La experiencia en la formación policial; 3.1 Situación encontrada; 3.2 Objetivos trazados; 3.3 Logros y resultados alcanzados; 3.4 Desafíos y tareas pendientes; 4. Contribución y límites de la formación policial en la gestión de las políticas de seguridad pública; 5. Temas pendientes para profundizar la profesionalidad policial; 6. Reflexión final: La profesionalidad policial y su relación con el enfoque punitivo o integral de las políticas de seguridad pública

1.Introducción
En los últimos diez años, en América Latina se ha registrado un aumento de la violencia y criminalidad, por lo que la seguridad pública se ha convertido en el principal o uno de los principales temas de preocupación ciudadana. Aunque los niveles delictivos son diferentes de una subregión a otra, y de un país a otro, el miedo al delito se ha extendido como una pandemia por todo el continente. Los argentinos, chilenos, uruguayos y paraguayos, viven igualmente preocupados por el crimen como viven los colombianos, brasileños, dominicanos o los centroamericanos.
En Centroamérica, especialmente en el Triángulo Norte conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador, el crimen ha llegado a niveles insospechados: una tasa de homicidios en promedio superior a 55 por cada 100,000 habitantes2, en su mayor parte provocada tanto por las disputas entre agrupaciones de crimen organizado que brindan servicios de logística a los cárteles mexicanos del narcotráfico, así como por las maras o pandillas, entre las que se destacan las tristemente célebres MS-13 y el Barrio 183, que han hecho de las extorsiones la base de su economía criminal. En El Salvador, estas agrupaciones incluso han desafiado directamente al Estado, al atacar y asesinar a 39 policías en 2014 y, en lo que va de 2015, han matado a más de 40, así como a más de 15 militares y 8 custodios penitenciarios. VER MÁS…

América Latina: Esta es la experiencia de 4 países que militarizaron la seguridad ciudadana

La polémica propuesta es analizada en esta nota especial de LaRepublica.pe en base a las experiencias de los países de República Dominicana, El Salvador, México y Argentina.

Las estadísticas demuestran que esta propuesta es contraproducente

Ante la creciente percepción de inseguridad ciudadana, cada vez gana más popularidad la propuesta de que las Fuerzas Armadas combatan la delincuencia; sin embargo, las experiencias de los países en donde se ha militarizado esta labor demuestran consecuencias inesperadas. LaRepublica.pe presenta cuatro casos de países de la región en donde se ha llevado a cabo esta idea.

1. La experiencia de la República Dominicana
En su artículo «Encarando al Jano bifronte: ¿reforma o militarización policial?», la investigadora Lilian Bobea, cuenta que encontró que la tasa de muertes violentas en este país pasó de registrar 13.9 por 100 000 habitantes en el 2000 a casi duplicarla a tasa de una de 26.7 muertes en el 2005. VER MÁS...

El Salvador: Más represión, más asesinatos, más armas, más reclutamientos / Carlos Martínez

La demanda de armas de las pandillas salvadoreñas se siente incluso en el mercado negro guatemalteco. Raúl Mijango, quizá el último entusiasta del diálogo como herramienta para detener la violencia, ha decidido hacerse a un lado. Y el gobierno, que aparenta estar convencido de que su apuesta por el manodurismo es el camino correcto, ve como mal menor que las cifras de asesinatos sean las más altas en lo que va de siglo XXI. Estos son algunos de los ingredientes del caldo explosivo en el que viven los salvadoreños.

La oficina de Raúl Mijango se está quedando vacía. Ya empacó los libros, los documentos, los archivos, y la estantería de metal que los sostenía luce desolada. Esa estantería también se irá, uno de estos días, en el carro de la mudanza.

Desde 2012, Mijango ha sido el principal referente de la Tregua que el gobierno de Mauricio Funes propició con las pandillas. En el último año y medio –mientras ‘tregua’ se convertía en una palabra paria, y promoverla en poco menos que traición a la patria–, él ha sido casi la única voz que ha defendido aquel experimento y que se atreve a proponerlo, cada vez que puede, como la única solución a la violencia que vive El Salvador. Pero Mijango hoy está pensando en la manera de llevarse la estantería metálica y el mapa lleno de pinchitos de colores que todavía quedan en su oficina. VER MÁS…